Dani Zúñiga es un reconocido estilista y Socio Director del centro Corta Cabeza (Barceló-Madrid).
Hace años, cansada de que mi peluquero no tuviese ninguna iniciativa cada vez que le decía «¿Qué me hago en el pelo?», pregunté en mi entorno hasta que una amiga mía me habló de Dani Zúñiga. Así que sin dudarlo pedí cita y desde entonces Dani es mi peluquero ( y ya han pasado muchos años). Por fin, un profesional que según entras por la puerta sabe perfectamente lo que te va a hacer. Pero él no es solo un estilista como la copa de un pino. No. Él es un ejemplo.
Un profesional muy grande en un cuerpo más pequeño que lo que podríamos entender como «normal». Dani es enano. Y como muy bien dice él en la entrevista:
«Si no hubiera nacido enano, mi vida hubiera sido distinta, pero no hubiera sido mejor.»
Dani es alguien que ha hecho de su físico, su principal fortaleza. Como él cuenta, a los 9 y 11 años le realizaron las prolongaciones de las piernas. Durante mucho tiempo tuvo que permanecer en cama y en silla de ruedas. Eso hizo que, para poder entretenerse, le pidiese a sus padres que le compraran la cabeza de la Nancy. Ahí es donde nació su pasión por la peluquería. Él sabe que, de haber nacido con una estatura «normal», no hubiera sido estilista. Desde luego no hubiera sido lo feliz que es hoy gracias al trabajo que realiza.
Él es fuerza, seguridad, energía, carisma, lucha, sentido del humor. Dani tiene una historia que merece ser contada y de la que todos debemos aprender.
¿Qué he aprendido de Dani Zúñiga?
Que la fuente de seguridad y confianza en uno mismo, debe nacer de dentro de cada uno. Cuando uno se siente seguro, es capaz de todo. ¿Existen miedos? Sí, pero hay una fuerza interior que te empuja a seguir adelante.
Que debemos aceptarnos tal y como somos. Lo que podamos mejorar, lo haremos, pero lo que no, es mejor aceptarlo que estar lamentándonos. Dani es una persona sin ningún tipo de complejo. De pequeño, solo le preocupaba saber cómo se podría vivir siendo «normal».
Que uno no debe quedarse con cosas por decir a los demás. Cuántos «te quiero», «lo siento»… tenemos guardados cogiendo polvo. Nos pensamos que quienes están a nuestro lado, lo van a estar para siempre. Pero no. Llega un momento en que la gente se va. Dani tuvo la fortuna de mantener una profunda conversación con su madre en la que se dijeron muchas cosas, en la que no se quedaron cuentas pendientes. Al poco tiempo, su madre murió de manera repentina. Él se quedó con una sensación de paz interior.
Que las cosas llegan cuando tienen que llegar. A veces nos frustramos porque algo se nos resiste. Debemos plantearnos que quizá no sea el mejor momento para recibirlo. Dani fue elegido entre muchos candidatos, como embajador de España para el proyecto de voluntariado «Making Waves» organizado por Wella y Unicef en Camboya. Esta experiencia llegó a su vida en el momento en que más lo necesitaba y supuso cerrar un círculo tras la muerte de su madre.
Que debemos defender siempre nuestros derechos y luchar ante las injusticias. Cuando Dani empezó a trabajar en publicidad, se enteró de un proceso de selección para una campaña del coche Smart (Mercedes). El único requisito, tener carnet de conducir. Dani lo tenía, así que se apuntó. Le rechazaron y no le dieron explicación. Él sabía que su estatura había sido el motivo. Sin dudarlo, escribió a los medios de comunicación para denunciar esta discriminación y como muy bien dice él, y con ese sentido del humor que le caracteriza, ¿qué mejor para una campaña de un coche enano, que otro enano?
De toda la entrevista, me quedo con la frase que un tío, al que estaba muy unido, le dijo y que sin duda refleja la esencia de lo que es Dani Zúñiga…
«Yo tuve mucha relación con un tío de mi madre, que era el dueño de la Sala Sol, que me dijo «Dani, toda la gente se pega la vida tratando de diferenciarse y tú, por haber nacido así, ya lo eres»»
¡Gracias por todo, Dani!
Marina Estacio
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